martes, 15 de febrero de 2011

Que esté rico.

Supongo que si hoy por hoy conviven distintos tipos de cocina y lo hacen de esa manera tan armoniosa es porque todas tienen cabida. De lo que trata un restaurante al fin y al cabo es de obtener a través de una ó varias cocinas un resultado que satisfaga al cliente.
Yo diría que la formula mágica no está en seguir algún tipo de corriente, no todos pueden pretender ser un Adrià. Cada cual como chef debe intentar encontrar su camino, no todos sirven para la creación sin limites, algunos son más tradicionalistas y a otros les gusta fusionar, supongo que si eres fiel a tu estilo encontraras tu hueco, porque al final lo importante es que esté rico, y que guste.
Me resulta fascinante la manera en la que la cocina de vanguardia juega con todos los sentidos y provoca sin parar  pero no deja de serlo también el ver como se mezclan ingredientes o métodos culinarios de dos lugares en la cocina de fusión. Y es que encuentro también este tipo de cocina muy creativa y divertida de comer, me da la sensación de que te deja viajar a dos sitios en un mismo momento. Y hay veces que  vas a un restaurante dónde parece que ha sido tu mismísima abuela la que con todo su amor te ha cocinado porque te sabe a la comida  de siempre y esto no deja de ser un autentico gustazo, mi querida cocina tradicional, no se la puede repudiar porque es la mamá de todas.
Por otro lado me chifla la cocina de temporada. Es la más inteligente y práctica, así  los productos estarán en el mercado de forma abundante y a mejor precio. No sólo le encuentro ventajas por todos lados sino que además nos lleva a que los alimentos sepan a lo que tienen que saber. Esto más que un estilo de cocina, que también lo es,  para mi gusto debería de ser algo así como un mandamiento en todas las cocinas, algo que todo chef debe tener en cuenta y es que la vinculación con el ciclo agrario no hay que perderlo de vista.
Las cocinas que en el futuro perduren, serán aquellas que el comensal demande y, sobre éste, sólo podemos influir haciendo bien el trabajo en la cocina, llevando los productos que tengamos a la categoría de sublimes, ensalzándolos, bien por la sencillez, o bien por la sofisticación, combinándolos con armonía y sin disfrazarlos.



Ángela Prieto

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